Huertos Urbanos en Atarfe I

Ayer nos reunimos varios colectivos en Granada en unas Jornadas cuyo
nombre he cogido prestado para este artículo. Los participantes eran
muy heterogéneos: las asociaciones de parados de Albolote y Casería
de Montijo que han puesto en marcha huertos para generar empleo y
emplear su tiempo, grupos de productores ecológicos, grupos de
consumidores que demandan comida sana de proximidad, profesores e
investigadores universitarios, urbanistas, representantes
municipales, que exploran nuevas alternativas de empleo, sustento y
regeneración urbana para sus pueblos, allí estaba, entre otros, el
Ayuntamiento de Peligros que está poniendo en marcha un Vivero y
9.000 m2 de Huertos gestionados por la Asociación de parados del
pueblo. Desde la diversidad, rica en matices todos perseguíamos un
objetivo común: la puesta en marcha de huertos cercanos, gestionados
por todas aquellas personas que quieran cultivar la tierra de manera
sostenible y agroecológica.
Cuando en el 2008 empezó la crisis algunos planteamos, entre las
alternativasposibles, los huertos urbanos. Para muchos era una idea
descabellada, irrisoria. Habían apostado por el crecimiento
urbanístico desbocado que nos ha llevado a la ruina actual y barajar
soluciones tan humildes no merecía la pena.
Las alternativas del equipo de gobierno municipal de Atarfe fueron
más de lo mismo, gastar las inyecciones de dinero de los Planes de
Empleo Estatales y de los Planes de Fomento Agrario Especiales, en
más rotondas y en infraestructuras costosas ejecutadas por las
empresas amigas, que ni siquiera generaron empleo. Después de
aquello la desolación: en Atarfe hay más de 3000 trabajadores
desempleados, cientos de ellos han perdido sus viviendas y 400
familias reciben ayuda del Banco de Alimentos.

Desaprovecharon
una oportunidad para gastar el dinero en beneficio de los
desempleados. Los Huertos Urbanos son experiencias que están
asentadas en varios países europeos, en Estados Unidos y en Canadá,
con muy buenos resultados. Algunos datos
son reveladores: el 40% de los habitantes del área metropolitana de
Toronto, y el 44% de los de Vancouver producen comida en sus huertos;
Montreal cuenta con 6.400 parcelas en 72 huertos. En Nueva York
existen 750 jardines comunitarios en los diferentes distritos de la
ciudad destinados a autoconsumo y relacionados con comedores y
programas de apoyo comunitario. En el norte de Europa existen huertos
comunitarios en ciudades de Reino Unido, Francia, Suiza, Países
Bajos, Bulgaria, Alemania, Francia, Suecia. En Zurich (Suiza) las
ordenanzas municipales permiten el cultivo en los espacios verdes.

Por
tanto, las experiencias de huertos urbanos no son nuevas, no han
surgido ahora ni es signo de subdesarrollo. Por el contrario, en
momentos de crisis como los que estamos viviendo, prosperaron y se
extendieron. En la 2ª Guerra Mundial el gobierno del Reino Unido
promovió una campaña que tuvo un enorme éxito, se crearon un
millón y medio de huertos que tenían capacidad para proporcionar el
10% de las necesidades alimentarias del país. Igual sucedió en
EE.UU en la Gran Depresión del 29 proliferaron huertos cultivados
por desempleados en todo el país. Los ciudadanos pusieron en marcha
huertos de emergencia. Los gobiernos municipales impulsaron programas
de huertos para combatir el hambre, la pobreza y el stress emocional.
Los argumentos que esgrimían a favor de los huertos tienen hoy en
día actualidad: “mejoran
la salud y el espíritu de los
participantes pues crean sentimientos de
utilidad, productividad y dignidad al tiempo
que proporcionan oportunidades para la
alimentación y el trabajo”.


Si las
Administraciones Públicas (Junta, Diputación y Ayuntamientos)
favorecieran la creación de estos huertos, ayudando con apoyo
técnico, maquinaria pesada, insumos y semillas, el éxito estaría
asegurado.
Este
artículo tiene otra próxima entrega, donde se expondrán los
objetivos que se persiguen, posibles estrategias para crearlos,
dificultades a las que hay que hacer frente…
Hasta
pronto.
Rosa
Félix
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